Una herramienta para sacar lo mejor de los directivos. El Coaching es una herramienta un poco denostada en los últimos tiempos, las empresas lo incorporaron a sus programas formativos entre el 2000 y el 2009, donde hubo un boom de esta herramienta, pero en los últimos años, o bien porque en época de crisis las empresas tuvieron que recortar en formación y desarrollo de personas, o bien porque se desgastó de tanto usarlo como “remedio para todo”, se ha disminuido el uso que antaño se hacía de esta herramienta .
Sin embargo está demostrado que los directivos y personas en general que lo utilizan en sus organizaciones, tanto si se trata de un proceso de coaching ejecutivo, coaching personal o como herramienta de comunicación con sus colaboradores, obtienen una mejora personal y profesional muy relevante.
El Coaching directivo o empresarial, aplicado a cualquier entorno laboral, enseña a las personas a pensar por sí mismas y a desarrollar todas sus habilidades.
Es un proceso de acompañamiento de una persona o de un equipo para que desarrolle más potencial de lo que en principio piensa que tiene, descubriendo novedosas estrategias, gestionando mejor las emociones propias y ajenas, o simplemente identificando sus propios filtros mentales para librarse de ellos. Cuando estamos inmersos en nuestros propios filtros y prejuicios en ocasiones no sabemos que hacer para salir de nuestra zona de confort, aquella en la que nos sentimos cómodos y seguros, aunque en el fondo no nos satisfaga; a veces no salimos de esa zona por miedo, puede que no nos guste arriesgar, o que tengamos miedo a perder algo, o simplemente no creamos suficientemente en nosotros mismos.
El buen Coach, es un facilitador de ese camino, y nos hará pensar y reflexionar sobre las situaciones que no vemos o que nos resultan difíciles, con el ánimo de prepararnos para realizarlas, el coach nos hará ver cuáles son nuestras fortalezas y nuestros límites y será siempre nuestro mejor animador, no nos juzgará sino que nos apoyará y nos dirá aquello que los demás no se atreven a decirnos.
Un buen proceso de Coaching está demostrado que produce un retorno de manera casi inmediata, ya que entrena a las personas en el desarrollo de habilidades que le pueden hacer falta para conseguir sus objetivos.
En cada persona es diferente según sus necesidades, desde la comunicación, a la gestión de las emociones, el liderazgo, el trabajo en equipo , etc .
Mi experiencia personal es que la formación en habilidades consigue que la persona aprenda nuevos conocimientos pero no consigue que realice cambios en sus hábitos o en sus creencias, de alguna forma nuestro cerebro está ya “cableado” con el bagaje que traemos y si no nos desaprendemos de viejos hábitos y creencias, seguiremos haciendo lo mismo, tenemos que des-aprender y “re-cablear” nuestro cerebro a través del Coaching.
Las personas que realizan un proceso o formación en Coaching avanzan y se sienten satisfechas de sí mismas, no solo por llegar a su objetivo sino por todo el aprendizaje en el camino.