El verano (o lo que queda de él) Parte I
POR: Juan Miguel Gaspar, adjunto a la Dirección de @eDesarrolla, Destión Emocional y Coaching.
LA INTROSPECCIÓN Y LA SIESTA
LA INTROSPECCIÓN.-
Pasamos la mayor parte de nuestra vida reaccionando ante impulsos externos, somos fundamentalmente reactivos, el guión sobre el que nos movilizamos lo escribimos desde las preguntas de los demás, no tanto desde nuestras propias preguntas.
Nuestras jornadas están llenas de reacciones ante las incursiones en nuestra vida de seres que estamos convencidos de que nos impiden cumplir nuestros objetivos, o de seres que ven la vida desde unas prioridades diferentes a las nuestras.
Aprovechemos el verano para hacernos nuestras propias preguntas, esas que nunca nos hacemos y se acaban enquistando en nuestra alma porque nos pesa la respuesta, ..para hacerlo necesitamos la INTROSPECCIÓN, y como nadie nos paga para ser introspectivos, no encontramos una razón de peso para serlo.
En nuestro idioma, según la Real Academia de la Lengua, existen muchas más palabras que empiezan por la raíz “extr” (extroversión, extraño, extraordinario, extremo, ) que por la raíz “intr” (introducción, intranet, introvertido).
Nadie nos pregunta que pensamos sobre nosotros mismos, si alguien lo hiciera nos dejaría perplejos ante su atrevimiento, a no ser que se tratara de alguien muy querido, incluso en este caso nos incomodaría ante la posibilidad de enfrentarnos a nuestras sombras, esas que preferimos ignorar porque nos alejan de nuestra particular visión del super-yo.
Si nadie nos pregunta a nosotros sobre nuestras contradicciones, porque lo vamos a hacer nosotros con nosotros mismos?
Descartes decía:“ daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”, cambiemos su discurso desde la introspección: “daría todo lo que sé DE MI, por la mitad de lo que ignoro (o prefiero ignorar) DE MI”
LA SIESTA...
Continuará, la semana que viene.